A comienzos de diciembre, la Gerencia de Fronteras de la Presidencia de la República, en colaboración con las Gobernaciones de Norte de Santander y Santander, alcaldías locales, Migración Colombia y más de 10 organismos de cooperación internacional que aportan en el tema de la migración venezolana, se propuso un objetivo al que Colombia Sin Fronteras se unió.
Por: Amparo Díaz Pinilla
Fotos: Héctor García Velandia
¿De qué se trató esta meta? De recorrer La Ruta del Caminante, trayecto que hacen a pie los migrantes venezolanos que llegan al país por la ciudad de Cúcuta y cuyo destino final, en este caso, es la capital del departamento de Santander: Bucaramanga. Desde que inició el paso masivo de nacionales venezolanos al país, en 2015, han llegado miles de familias a territorio colombiano con unos cuantos morrales, muchas veces con niños y bebés, y cargados de sueños por cumplir. Quizás tú o alguien que conoces tuvieron que pasar por esa situación de incertidumbre y tal vez cuando lo hicieron no contaron con el apoyo o la ayuda suficiente durante el recorrido.
Pues bien, debido a que la migración sigue siendo una realidad en Colombia y a que ayudar a los hermanos venezolanos que llegan al país es una política de Estado, la Gerencia de Fronteras, Migración Colombia, las entidades de gobierno locales, así como las internacionales de cooperación se han propuesto instalar varios CAS (Centros de Atención Sanitaria) en el camino entre las dos ciudades colombianas para darles atención a los migrantes. Se trata de sitios de paso para procurarles descanso y hospedaje por una o dos noches, brindarles comida saludable, atención básica en medicina, posibilidad de aseo y una voz de aliento para seguir su recorrido.
En Colombia Sin Fronteras acompañamos a los delegados de estas entidades durante dos días en los que conocimos estos CAS y vimos de cerca la atención y compromiso que tienen con el fenómeno de la migración. Caminamos por las estrechas carreteras que unen a Cúcuta con Bucaramanga, primero bajo el sol de más de 30 grados, y después, a una altura de más de 3.400 metros sobre el nivel del mar, con el frío que estas temperaturas conllevan y viendo cómo los venezolanos que pasan por ahí no están preparados para caminar en medio de este clima.
El primer día, la cita fue en el Puente Internacional Simón Bolívar, en Cúcuta, en el Espacio de Apoyo La Parada, situado en la parte colombiana de la frontera y a donde llegan los migrantes que pisan por primera vez nuestro país. De allí salimos a las 7.30 de la mañana para recorrer 19 km a pie en la ruta hacia el municipio de Los Patios, en Norte de Santander. A nuestro lado estaban dos migrantes venezolanas que hicieron esta ruta en el momento en que dejaron su tierra natal : Offir Prada, quien se vino de San Cristóbal con sus tres hijos hace año y medio, y Clairet del Valle, que llegó a Colombia hace poco menos de cuatro años con su único hijo en brazos dejando una vida estable en la ciudad de Cantaura, pero con la ilusión de un tratamiento médico para su pequeño.
Las dos hoy viven en Girón, Santander, y han podido crear sus emprendimientos de comida (hallacas, almuerzos, arepas de huevo, papas rellenas, etc) y postres, hasta lograr con mucho esfuerzo empezar una vida nueva para ellas y sus familias. Además, trabajan juntas en la fundación Regalando Sonrisas, con el fin de ayudar a mujeres y compatriotas venezolanos que necesitan una motivación para no desfallecer en este país desconocido.
Caminamos bajo el sol intenso de la mañana y pudimos ver y recorrer las calles que los venezolanos pisan cuando apenas están conociendo una cultura diferente a la suya. A través de los sentimientos y los recuerdos de Offir y Clairet, pudimos entender lo que se siente cuando se deja todo y se abren caminos nuevos. Nos contaron que tuvieron momentos difíciles en los que sus hijos se enfermaron y no tenían dinero para llevarlos al doctor o pagarles una medicina. Sin embargo, en medio de los riesgos que una situación así supone, en algunos tramos contaron con el apoyo de personas que les tendieron la mano y les brindaron ayuda desinteresada, o les dieron ‘una colita’, como ellas llaman al aventón en carro de un lugar a otro.
Offir Prada en el trayecto Cúcuta-Los Patios
Clairet del Valle en el Puente Internacional Simón Bolívar
Hacia el medio día, la caravana que contaba con delegados oficiales nacionales e internacionales, así como el embajador de Alemania en Colombia, Peter Ptassek (quien se unió al grupo unos km. después de Cúcuta), se detuvo en El Terminalito, un lugar en donde los migrantes que van hacia Bucaramanga aprovechan para descansar e intentan buscar pasajes de flotas a precios más económicos para poder seguir el recorrido hacia Bucaramanga en bus. Obviamente no todos lo consiguen y deciden proseguir a pie, durante 3.5 km más hasta llegar al Centro de Atención Sanitaria Los Patios, donde los espera un equipo de profesionales y les brindan ayuda. Este sitio se encuentra ubicado en zona rural, a la altura del km 12, en la vía hacia el municipio de Los Patios.
Al llegar, hacia las 2 de la tarde, vimos una especie de campamento gigante donde están bien distribuidos los espacios de los que se benefician los grupos de migrantes que llegan a diario. Según cifras oficiales, se han atendido hasta 800 personas al día en época de alto tráfico de caminantes. Hay un área de restaurante donde se sirven las tres comidas por jornada y espacios de alojamiento hasta por 72 horas dependiendo de la situación específica de cada familia y las condiciones en que lleguen. La prioridad tiene que ver con menores, adultos mayores, mujeres gestantes y lactantes, personas con discapacidad y madres solas con hijos.
En estos tiempos de Covid-19 hay lugares para tomar pruebas PCR y espacios de aislamiento, en caso de dar positivos. De igual forma, se cuenta con apoyo sicológico y la opción de hacer llamadas cortas a familiares con quienes hayan perdido contacto. El lugar es una especie de oasis para resguardarse del calor inclemente, refrescarse y tomar un nuevo aire para continuar. En el comedor, después de almorzar acompañados de las familias de migrantes que llegan, Clairet y Offir se reunieron con el embajador alemán y le contaron su experiencia en Colombia haciendo énfasis en que los recursos y la ayuda de las diferentes entidades internacionales siempre son bienvenidos. Ellas, por ejemplo, tuvieron el apoyo de la ONG World Vision, que las capacitó para iniciar sus emprendimientos.
El embajador de Alemania con el Gerente de Fronteras, Lucas Gómez, y con las migrantes, Clairet del Valle y Offir Prada en plena conversación.
Las dos caminantes también le contaron al sr. Ptassek que no todos los venezolanos recién llegados tienen acceso a estos aportes y muchos desfallecen en el intento por lograr una vida mejor. El embajador asistió al recorrido porque, como lo aseguró, quiso ponerse en los zapatos de esta población que se atreve a dejarlo todo, ver de cerca sus carencias y conocer de primera mano sus testimonios. De hecho, Alemania será el anfitrión de La Conferencia Mundial de Donantes en 2022 y el funcionario oficiará como vocero de las necesidades que hay en materia de migración en Colombia para lograr que las organizaciones que colaboran se vinculen a esta causa humanitaria.
En el CAS Los Patios, los migrantes pueden disfrutar de un plato de comida caliente mientras descansan para seguir su camino.
Ya entrada la tarde, caminamos por 10 km más hasta el municipio de Chinácota, en la vía hacia Pamplona, donde se ubica el Refugio La Donjuana, un punto de atención operado por la organización cristiana de ayuda humanitaria Samaritan’s Purse. “Es un paso obligado para los migrantes y, debido a la pandemia, hay una atención más dignificada para quienes pasan por aquí. Con la ayuda de los gobiernos locales y la cooperación internacional se brinda alojamiento y se identifica a las personas más vulnerables para ver si podemos apoyarlas con transporte humanitario”, nos explicó Lucas Gómez, Gerente de Fronteras. Las cifras del lugar hablan por sí solas, pues semanalmente pasan, en promedio, 649 caminantes (396 hombres -253 mujeres), se sirven 1.134 platos de comida caliente y se les brinda protección a 377 personas vulnerables.
En el refugio La Donjuana, rumbo a Pamplona, los jóvenes migrantes son recibidos y atendidos con cariño y bienestar.
Después de esta jornada, en la que tuvimos sentimientos encontrados al ver de cerca una realidad plasmada en los noticieros y los periódicos, pero que pocas veces afrontamos de verdad, llegamos en la noche a Pamplona, casi en la mitad de nuestro recorrido. Nos dispusimos a descansar para madrugar y emprender camino hacia uno de los puntos más altos y fríos del departamento de Norte de Santander. En nuestra siguiente entrega, les contaremos cómo se enfrentan los migrantes al clima y quiénes les dan la mano en esta parte de su travesía.
Vean en video a través de nuestras redes sociales las historias de Offir Prada (a partir del 17 de diciembre) y Clairet del Valle (del 18 de diciembre en adelante).
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